domingo, 26 de abril de 2009

SE EXPANDE LA ALFABETIZACIÓN DIGITAL


El fenómeno del ingreso en grande de los adultos maduros a la cultura del cómputo y la comunicación digital abre esperanzas para la educación.

Esta semana se llevó a cabo el seminario semestral del Media Lab del Massachusetts Institute of Technology, MIT. Es uno de los hábitat de inventividad, humanismo y visión hacia el futuro más estimulantes que conozco. Del Media Lab salieron proyectos tan fascinantes como la laptop XO, de menos de 200 dólares, idea coordinada por Nicholas Negroponte, fundador del Media Lab, quien ahora dirige la One Laptop per Child Foundation. Este proyecto ha propiciado la feliz competencia de otras compañías que también han producido laptops muy baratas. También acogió las ideas de muchos de los iniciadores de la economía conductual y a gurús de la corriente constructivista de la educación, como Seymour Pappert y Mitch Resnick, con su proyecto Kindergarden para Toda la Vida. Los Próximos Mil Millones, uno de los proyectos de su nuevo director, Frank Moss, busca imaginar cómo el ingreso de otros mil millones de habitantes a la era digital, a través de banca por celular, educación a distancia, telemedicina, alfabetización digital, etcétera, acelera el combate a la pobreza y a la ignorancia.
El seminario dedicó un día completo a ciudades inteligentes y dentro de éste al de la nueva movilidad y nuevas modalidades educativas. Y aquí fue donde se tocó el fenómeno de la nueva demografía que ha venido cambiando a redes sociales como Facebook, Hi5 y otras. Mientras que, hace dos años, tener más de 30 años y estar en Facebook era una rareza, ahora el mayor número de nuevos ingresos corresponde a mayores de 50 e incluso de la tercera edad. Hace poco, eran excepciones las personas de mi generación o mayores que también estuvieran en Facebook. Mis hijos, ambos recién pasada la veintena de años, comentaban con cierto nerviosismo y sorpresa que su madre se asomara al universo de estas redes sociales. Mi manía cartesiana reaccionó con escepticismo cuando escuché que los adultos maduros y mayores llegábamos, no gota a gota, como hace dos años, sino en torrente a los espacios virtuales de encuentro y reunión. Cuál no sería mi sorpresa cuando, al revisar mi correo, veo más de una quincena de solicitudes de viejos amigos y conocidos que también han ingresado. Hace seis meses, rara vez me llegaban solicitudes y, cuando lo hacían, generalmente procedían de amigos de mis hijos.
La alfabetización digital se extiende en oleadas y gana más y más sectores de la sociedad, ya sea que los clasifiquemos por edad, nivel educativo, ingresos, etcétera. Y esta capacidad nueva de relacionamiento está cambiando nuestro mundo. Ya vimos cómo estas redes sociales y las creadas ex profeso fueron determinantes para la victoria electoral de Barack Obama, a quien tuvimos por estas tierras. Pero internet también viene permitiendo que se conserven las redes sociales que antes se interrumpían por la ausencia física. Los hijos de las familias que se ven obligadas a cambiar de residencia cada tanto tiempo (diplomáticos, ejecutivos de multinacionales, de organismos internacionales, militares, trabajadores temporales migrantes, periodistas, etcétera) mantienen las cultivadas en otros sitios en una forma más intensa que la que permitía el correo postal. Y así como todos conocemos a alguien asaltado, es posible que también a personas que se han enamorado y formado parejas gracias a internet. Conozco más de diez parejas así.
La diseminación de la educación digital, el acceso a la banda ancha, la apropiación de estas nuevas tecnologías por grupos cada más amplios y variados, permitirá también que la educación salga del claustro en el que la metió la Edad Media y se resolverán, sin huelgas ni violencia, problemas tan agudos como la falta de cupo en universidades, preparatorias, etcétera. Aunque siempre se requerirá un componente presencial en la educación, así como ambientes colaborativos de trabajo físicos y virtuales, es posible imaginar, tanto una reducción significativa en el gasto de “ladrillos” por alumno como un aumento en el gasto de inversión en redes de telecomunicaciones, banda ancha, equipos de cómputo, software, etcétera, y un mayor número de personas educadas, superior al cupo fijo e insalvable de los salones de clases.
El fenómeno del ingreso en grande de los adultos maduros a la cultura del cómputo y la comunicación digital también abre esperanzas para la educación, pues no hay factor más importante para la calidad educativa, que la preparación, dedicación y vocación del maestro. Los nuestros tienen una edad promedio que anda por los 40 años: si la cultura digital pudiera verse por ellos como una habilidad significativa tanto en lo profesional como en lo más cercano a sus intereses y afectos, nada los detendrá para adquirir esta cultura y ser diestros en ella. En esta ocasión los adolescentes nos han enseñado algo muy valioso y más vale que los sigamos, quizás no a ritmo de rap sino de Facebook.
La alfabetización digital se extiende en oleadas y gana más y más sectores de la sociedad.

Se expande la alfabetización digital [en línea] 20 de Abril de 2009 www.lacapital.com.ar/contenidos/2009/04/20/noticia_0013.html [26 de Abril de 2009]

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